Dos modelos diferentes: el primero es una remera calada con mangas al codo, pensando en los primeros días del otoño.
El otro es un saquito de hilo, pensado especialmente para usar sobre un vestido sin mangas. Como la ocasión era una fiesta al aire libre, había que considerar la posibilidad de que el clima estuviera fresco. Entonces, sobre una base de grannys blancos y rosas, tejí este abrigo liviano, delicado, que permite lucir el vestido y a la vez agrega un toque distintivo.
Así lo lució: